La Bodega

No es casualidad que la historia de Vidbertus empiece como una receta. Mi abuelo dejó los viñedos a causa de una enfermedad que le impedía labrar la tierra. Esto hizo que se dedicara a otra de sus pasiones, la farmacia. Pero en realidad nunca abandonó completamente la tierra, el vino estaba en algunas recetas, casi como un elemento mágico.
Mi padre y yo, Albert, después de unos años, concretamente en 2005, volvimos a nuestros orígenes. Rodeados de montañas, el monasterio y los fríos inviernos de la Conca de Barberà, empezamos a elaborar vino catalan.

Desde entonces, la sensibilidad, la delicadeza y el rigor son ingredientes indispensables que heredamos de mi abuelo. Por eso no es una casualidad que en todas las botellas de Vidbertus puedas encontrar la personalidad de cada uva y el alma de su tierra.

Porque, si te pones a pensar, las grandes historias hay que vivirlas desde el origen, ¿no crees?